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EL LLAMADO DE DIOS AL CORAZÓN



Para alcanzar la santidad, cada persona debe corresponder libremente al designio concreto que Dios ha previsto para ella, distinto del que tiene para los demás, pues Dios no hace santos en serie. La santidad es personalizada debido precisamente a que cada individuo recibe una vocación concreta, que constituye el elemento definitorio de su camino hacia Dios, el factor que determina el perfil de su vida espiritual.
Por ello la vocación personal se revela como fenómeno central de la existencia humana, la encrucijada donde se encuentran el misterio del designio divino y de la libre correspondencia humana, de tal modo que se puede hablar de misterio de la vocación, en el sentido de que esta realidad se puede entender únicamente a la luz de la fe sobrenatural y con la ayuda de la gracia.

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