Hoy la Palabra de Dios presenta el discipulado como un seguimiento en la renuncia por amor, que se manifiesta en la alegria. El llamado del Señor es definitivo y el elegido debe dar siempre un paso hacia adelante con decisión y con prontitud. No se pueden poner obstáculos al llamado de Dios, que es único y definitivo. Este llamado viene dotado con todas las gracias para poderlo seguir, el hombre sólo pone una pequeña parte, Dios es quien realiza las grandes obras.
para considerar:
- Pedir al Señor que muestre su camino para caminar por su Verdad, y que el corazón mantenga en el temor de su nombre.
- Todo lo que poseemos es obra Dios, el cual ama su creación y la sostien, por eso ante los momentos, tanto, de dificultad como de alegría es necesario decir: "el Señor me lo dió, el Señor me lo quitó, Bendito sea el nombre del Señor. Si aceptamos de Dios los bienes ¿no vamos a aceptar los males? (cf Job 1)
- Es necesario pedir constantemente la fe como don, para poder arraigarla en el alma y hacer grandes maravillas y contemplar la presencia de Dios en todos los momentos de la vida.
Busquemos la gracia de Dios para poder llevar una vida sin muchas novedades.